9 de febrero de 2010

¿Reforma Electoral=Compromiso Político? La clase media en la encrucijada

De un tiempo a esta parte, gracias a los amigos de la Agrupación 30 de febrero, he tenido la posibilidad de discutir sobre política y actualidad en este blog y creo que llegó el momento de hacer una breve colaboración al mismo. A diferencia de las intervenciones anteriores, la mía va a estar un poco alejada de la reflexión sesuda y tendrá un carácter más arengatorio (si es que esa palabra existe) pero que pretenderá retomar algunas de las cuestiones abordadas. Consciente o inconscientemente el errático andar del Gobierno Nacional no ha llevado a discutir, en grandes término, algunas cuestiones como: Progresismo, Gobierno Popular, Lo correcto y lo incorrecto en política, el discurso político, pragmatismo, coherencia, ideología, medios de comunicación, etc. Todos hemos volcado nuestra opiniones y no han surgido grandes controversias, lo que no quiere decir que no haya habido matices, pero de lo que estoy seguro es que en pocas de esas discusiones hemos abordado cuál es el rol que jugamos nosotros en este contexto, si es que creemos que debemos ocupar alguno(o si hay más de uno). En este sentido, y retomando lo dicho más arriba sobre lo que impulsa a este blog, la Nueva Ley Electoral sancionada a instancias del Gobierno Nacional nos puede permitir empezar a reflexionar sobre esta cuestión.

Este tema nos podría impulsar a discutir sobre si es o no una estrategia para instaurar definitivamente el bipartidismo. Sin embargo, esto no es lo que ahora me interesa. Sino una reflexión sobre aquellos artículos de la ley que establecen internas abiertas y simultáneas para la consagración de fórmulas y mínimos de afiliados para lograr el reconocimiento de las fuerzas políticas como partidos capaces de participar en las elecciones. Si bien estas dos cuestiones tienen que ver con la instauración del Bipartidismo, me parece que tienen más que ver con la participación política de los ciudadanos, y especialmente de aquellos que en los últimos años reniegan de la “política” y de “los políticos” pero que tampoco han asumido grandes compromisos con el desarrollo de la actividad política. Este sector, al cual me referiré como la “clase media argentina” o “medio pelo argentino” en términos hauretchianos, es al que nosotros pertenecemos y en el que nos movemos, sin que sea necesario precisar sobre la ubicación particular de cada uno de nosotros en la misma y a un sector importante de ella es al que, a mi entender, la reforma electoral pone en una encrucijada.

A una gran parte de esta clase media le gustaría que la política fuera una cosa autónoma, neutral, que no implicara mucho tiempo ni discusión. Sin embargo, o quizás por esa representación de lo que les gustaría que fuera la política, es en gran parte muy crítica del sistema político actual (partidos, representantes, instituciones, gobiernos, etc). Ahora, cual es el rol que generalmente y a grandes rasgos desempeña esta clase dentro de la política actual: casi de observador pasivo, de aquel que esta demasiado ocupado como para involucrarse activamente o cree estar más allá de la misma, por lo que en los últimos años no ha sido puntal del sistema político sino más bien todo lo contrario.

Voy a tratar de ser breve en la enumeración de motivos por los sostengo que la Reforma Electoral pondrá a un sector de esta clase en una encrucijada: en principio porque muchos de sus integrantes que tienden a votar a pequeños partidos tanto de derecha como de izquierda deberán realmente reflexionar si su elección se corresponde con una verdadera identificación con las ideas o ideología de ese partido por lo cual deberán afiliarse para que puedan seguir presentándose a elecciones, o si por el contrario, era una manera de mostrar disconformismo con las propuestas de los partidos candidatos a ganar las elecciones por lo que deberán buscar nuevas formas de manifestar su malestar si estos partidos llegan a desaparecer. Por otro lado, aquellos que en los últimos años se han identificado con los grandes partidos tendrán la oportunidad, no siempre presente, de participar en las internas abiertas para la selección de candidatos, anulándose, al menos parcialmente, la posibilidad de desligarse completamente de la responsabilidad en la selección de nuestros candidatos a representantes si después en el ejercicio de sus mandatos nos mostramos disconformes con su elección. Por último hay un tercer sector que generalmente vota a partidos de izquierda y progresistas con un alto grado de conciencia sobre lo que están votando sin por eso estar plenamente involucrados o compenetrados con esas estructuras y participar activamente de la vida interna de los mismos (creo que muchos de nosotros se sentirán identificados con este tercer sector). Hay mayores elementos que podría traer a discusión pero creo que estos tres grandes planteos son ejemplificadores.

Ahora, ¿por qué elegí hablar de clase media y no de toda la población? Simple, porque nosotros estamos inmersos en ella y porque en parte creo que estas disyuntivas que acabo de presentar se hacen carne especialmente en personas como nosotros. La mayoría de nosotros no estamos integrados formalmente en alguna estructura partidaria, algunos hemos tenido experiencias políticas pero nada trascendental, sin embargo se nos puede identificar como personas politizadas (dentro de este contexto). Es probable que este post en realidad esté expresando solo una inquietud personal pero en el fondo creo que es algo con lo que también se pueden identificar. No creo que la Ley en sí sirva para mejorar el sistema político per se, nunca fue mi intención sostener eso, solo manifestar que a mi entender, la Nueva Ley Electoral directa o indirectamente nos llevará a tener que tomar una decisión y posicionarnos dentro del mapa político de cara a las elecciones del 2011, para las cuales las internas abiertas serán un claro termómetro de cómo hemos resulto esta cuestión. Lejos de tener una respuesta satisfactoria a esta pregunta solo tengo incertidumbres. Sin embargo hay algo que tengo claro, tome la decisión que tome, no será el resultado de una elección apresurada y si me con el correr del tiempo me doy cuenta de que estaba equivocado o me veo defraudado en mi fuero interno, no tendré problemas en volver a reflexionar para volverlo a intentar.


Alejandro Morea